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Aunque es importante consumirlo con moderación, el chocolate es un auténtico placer para los sentidos: suave, dulce y reconfortante. Sin embargo, si además es ecológico, se convierte en una opción mucho más interesante.
El proceso de fabricación del chocolate implica la mezcla de azúcar con pasta de cacao y manteca de cacao. A partir de esta combinación básica, se elaboran distintos tipos de chocolate con diferentes porcentajes de cacao, algunos mezclados con otros ingredientes, como leche, frutos secos y semillas, entre otros. Es un alimento muy energético que posee fibra, minerales, proteínas y vitaminas. Su efecto más conocido es la sensación de placer que produce debido al triptófano, el promotor de la serotonina.
En el caso del chocolate ecológico, las materias primas provienen de cultivos más sostenibles y están libres de pesticidas y fertilizantes de síntesis química.
Además, el chocolate ecológico se elabora con ingredientes como la manteca de cacao, que contiene ácidos grasos saludables, y no se permite el uso de mantequilla de cacao refinada ni de grasas vegetales diferentes a la manteca de cacao. Por otro lado, aporta hasta el triple de hierro y es mucho más rico en antioxidantes que el no ecológico.
El cacao puro tiene un alto contenido de nutrientes y polifenoles, compuestos con potentes propiedades antioxidantes y antiinflamatorias. Estos componentes ayudan a proteger el sistema circulatorio y favorecen la salud cardiovascular.
Al comparar el contenido de polifenoles entre el chocolate ecológico y el no ecológico, los resultados son claros. El chocolate ecológico, incluso con un menor porcentaje de cacao, contiene un nivel más alto de estos compuestos. Por ejemplo, 100 g de chocolate ecológico con un 72% de cacao poseen 1.143 mg de polifenoles, es decir, un 19% más que el no ecológico. Esta misma tendencia se muestra en los valores de la capacidad antioxidante total, que evidencian una mayor fracción antioxidante del chocolate de producción ecológica.
El chocolate ecológico es también una excelente fuente de minerales para el organismo. Entre ellos destacan el hierro y el potasio, dos nutrientes esenciales para el buen funcionamiento de nuestro cuerpo. El hierro, fundamental para el transporte de oxígeno a través de la sangre, se encuentra en niveles mucho más altos en el chocolate ecológico. De hecho, 100 gramos de este chocolate aportan casi el triple de hierro que el chocolate convencional, cubriendo el 54% de la ingesta diaria recomendada, frente al 18% del chocolate no ecológico.
El potasio, por su parte, es crucial para la prevención de enfermedades cardiovasculares y la regulación de la presión arterial. El chocolate ecológico contiene un 83,75% más de potasio que su versión convencional. En este sentido, 100 gramos de chocolate ecológico representan el 15,6% de la dosis diaria recomendada de potasio, mientras que el no ecológico apenas cubre el 8,5%.
El chocolate ecológico no solo es más sabroso y aromático, sino que también ofrece importantes beneficios para la salud. Con más contenido de minerales y antioxidantes y con menos grasas perjudiciales, es la opción ideal para quienes buscan disfrutar con moderación de un dulce sin comprometer su bienestar. Así que la próxima vez que quieras consentirte, eligelo ecológico: un placer delicioso que además te cuida.
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