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Este año, opta por una protección solar integral y consciente: elige un crema solar ecológica libre de ingredientes químicos, que son dañinos para tu cuerpo y perjudican los océanos, e incluye en tu dieta alimentos ricos en antioxidantes para fortalecer la piel y lograr un bronceado saludable.
El sol es fuente ilimitada de energía y sus beneficios físicos y emocionales son innegables; sin embargo, tomarlo indiscriminadamente puede causar lesiones dermatológicas; de ahí la importancia de ser precavidos.
Escoger un fotoprotector con certificación natural o ecológica (Cosmébio, Ecocert, Cosmos…) te garantiza que no tiene parabenos, derivados del petróleo, aceites minerales ni otros componentes sintéticos, que actúan como disruptores endocrinos y pueden producir reacciones indeseadas. Para prevenir el fotoenvejecimiento y evitar el desequilibrio oxidativo, causado por los radicales libres provocados por la exposición prolongada, los protectores ecológicos utilizan activos antioxidantes, como:
Hay dos tipos de filtros solares: los químicos y los físicos o minerales. Los fotoprotectores ecológicos usan estos últimos, que hacen rebotar los rayos UVA y UVB e impiden que atraviesen la barrera cutánea. En cambio, los primeros contienen sustancias químicas (por ejemplo: oxibenzona y octinoxato) que transforman en calor la radiación y son absorbidas por la piel, pudiendo interferir en el sistema hormonal. Además, dichas sustancias son las principales responsables de la decoloración de los arrecifes de coral, que daña los ecosistemas marinos.
Es esencial renovar la aplicación cada dos o tres horas y usar la llamada “regla de las siete cucharillas”, aplicando una cucharilla de producto por cada una de estas partes: las dos piernas, los dos brazos, el torso, la espalda y la cara, sin olvidar las zonas más sensibles, como orejas, nariz, labios y empeines.
Para los niños, elige una protección específica nunca inferior a 50+, ya que su piel es inmadura y vulnerable, debido a su menor espesor epitelial y a la capacidad insuficiente de sintetizar la melanina. Tras los baños solares, aplícate aloe vera: su base acuosa hidrata de forma efectiva, es regenerador, activa la producción de colágeno, favorece la regeneración epidérmica, proporciona sensación de frescor y atenúa las rojeces.
Comer alimentos ricos en antioxidantes ayuda a tu organismo a minimizar los efectos negativos del sol.
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