La vuelta a la rutina no es solo regresar al trabajo, la escuela…, significa también volver a una dieta saludable y equilibrada. Comer sano y ecológico es fundamental y, para que te sea más fácil conseguirlo, te damos 10 pautas imprescindibles. ¡Toma nota!
Tras las vacaciones de verano, cuando se suele descuidar la alimentación, es tiempo de restablecer las buenas costumbres que te ayudan a tener fuerza, ánimos y motivación para volver a tu día a día. Empieza por planificar tus menús semanales, elabora una lista de la compra detallada y, al ir a comprar, no caigas en la tentación de adquirir aquello que sabes que no te sienta bien.
10 pautas imprescindibles para una rutina saludable
La cocina, bien ordenada. Haz de tu cocina un espacio agradable, funcional y que te invite a disfrutar entre fogones: organiza los armarios, la alacena, las sartenes, los utensilios, etc.
Haz una compra sostenible. Apuesta por alimentos ecológicos, de temporada y, si puede ser, de proximidad.
Llena la despensa. Olvídate de los procesados y procura tener siempre a mano los básicos de una dieta equilibrada.
Fruta de temporada. Septiembre es temporada de higos y granadas, aunque todavía hay melocotones, melones y sandías que te ayudarán a refrescarte.
Verduras para cenar. Aprovecha los primeros boniatos y calabazas para elaborar cremas muy reconfortantes para cenar.
Los cereales, siempre integrales. Incluye en tu lista de la compra arroz, quinoa, mijo, trigo sarraceno…, pero también pasta de diferentes tipos (de legumbres, de espelta) y derivados de cereales de cocción rápida, como polenta, cuscús, harinas, copos, etc.
Variedad de legumbres. Garbanzos, judías, lentejas, guisantes, etc. Ten siempre a mano diferentes legumbres, secas y en conserva.
Semillas y frutos secos. Son una importante fuente energética y una manera fácil, rápida y sabrosa de aumentar el valor nutricional de tus platos. Puedes añadirlos a ensaladas, yogures, bizcochos, panes, etc.
Especias y condimentos sanos. Da sabor a distintas recetas con miso, tamari o umeboshi, por ejemplo. Asimismo, utiliza sal sin refinar y algas deshidratadas.
Evita los refinados y los procesados. Rechaza el arroz blanco, la pasta blanca, las harinas refinadas y los productos hechos con estas últimas, como pan, galletas, repostería, etc. Y también elimina de la dieta las grasas hidrogenadas, los aceites refinados y las bebidas azucaradas y gaseosas.