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El tomate… ¡Bien rojo!

El tomate es un ingrediente muy versátil que tiene un gran protagonismo en nuestra cultura gastronómica debido a sus múltiples posibilidades en la cocina. Aprovecha la temporada para descubrir los sabores y las texturas de las diferentes variedades y combínalos de manera creativa en una infinidad de platos. El tomate... ¡Bien rojo! - Veritas Además de frescos, los tomates también se pueden encontrar en zumo, liofitizados (que aportan un toque crujiente a ensaladas y bizcochos), secos, con aceite (perfectos para crear platos tan sorprendentes como un pesto rojo o una sobrasada vegana) o en salsa. Si los compras frescos y te gustan maduros, escoge los de color rojo vivo, piel lisa, y que se noten duros al tacto. En el caso de que prefieras piezas menos maduras, busca las más firmes y que sean de un tono rosado tirando a rojizo. Cuando necesiten madurar se tienen que conservar en un sitio fresco, pero no bajo la luz directa del sol. A no ser que estén totalmente maduros, no los guardes en la nevera, porque el frío frena la maduración y afecta al sabor. Esta hortaliza típicamente mediterránea se puede degustar de muchísimas maneras, e incluso lo puedes congelar, aunque primero tendrás que escaldarlo y pelarlo.
  • Ensalada: una buena opción es macerarlo con aceite y sal durante 1 hora antes de mezclarlo con el resto de los ingredientes de la ensalada.
  • Gazpacho: para pelarlo, primero tendremos que escaldarlo. Haz un corte pequeño en forma de cruz en la base, que te ayudará a pelarlo más rápido. Con un cucharón de agujeros, hunde los tomates en agua hirviendo unos 15 o 30 segundos, hasta que la piel se desprenda. Pasa los tomates a un bol con agua fría para frenar la cocción, y cuando estén fríos, estira la piel con un cuchillo.
  • Escalivados: para potenciar el sabor en una crema fría, tipo salmorejo, los podemos escalivar en el horno. Píntalos con aceite de oliva y hornea a 180º, hasta que estén completamente blancos. Después tritúralos con el resto de ingredientes de la receta.
  • Confitados: esta forma de cocción permite mantenerlos en conserva durante todo el año. Puedes añadirlos a platos de pasta, ensaladas, aperitivos o carnes y pescados como guarnición.

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