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Los hábitos son la suma de acciones que haces de una forma repetitiva desde que te levantas hasta que te vas a dormir. Forman parte de tu piloto automático, las haces sin pensar y sin esfuerzo, y ocupan entre un 40% y un 60% de tu tiempo.

¿Cómo fomentar un cambio de hábitos?

La mayoría de los hábitos del día a día se aprenden en la infancia, la familia, la escuela y con los amigos, pero no se escogen, ya que una manera de adquirirlos es a través de la imitación. Por eso, a veces, puede que observes tus hábitos y te des cuenta de que, quizá, no te ayudan a ser la persona que quieres ser y te distancian de quien te gustaría ser. Si estás en esta situación, puedes cambiarlos, aunque tendrás que seguir algunos pasos para conseguirlo.

Toma consciencia

Para cambiar tus hábitos lo primero que puedes hacer es tomar consciencia. Normalmente, las acciones del día a día se pueden vivir desde dos lugares:

1. Haciéndolas de una forma repetitiva y sin demasiada atención.
2. Poniendo conciencia en cómo las haces y en lo que aportan a tu propósito de vida.

En este sentido, uno de los caminos para tomar conciencia es la autoobservación, una habilidad que todos poseemos, pero que no solemos utilizar. Con esta práctica puedes hacer una acción y observar cómo la ejecutas, haciéndote preguntas como:

• ¿Cómo lo estoy haciendo?
• ¿Cómo me siento cuando lo hago?
• ¿Cómo es mi respiración?
• ¿Cómo podría mejorarlo?
• ¿Me aporta salud o me la quita?
• ¿Es esto lo que realmente quiero para mi vida?

La velocidad y presión que vivimos en nuestros días no facilitan que pongamos conciencia en lo que hacemos. Por lo tanto, si practicas la habilidad de la autoobservación, podrás tener conciencia de qué haces y cómo lo haces. Este es el primer paso para el cambio de hábitos intencionado.

Mejora tus hábitos alimentarios

Tener unos buenos hábitos alimentarios es crucial para tener una buena relación con la comida y una buena salud. Si sumas el tiempo que durante tu jornada inviertes en acciones relacionadas con la comida, te darás cuenta de que es muy grande, sobre todo si lo aprovechas para socializar con los demás o hacer reuniones de trabajo.

Por ejemplo: cuando preparas el desayuno antes de salir de casa, bebes el café o la infusión de la mañana, desayunas, vas a comprar al supermercado, preparas la comida o la cena, comes o, si vas a un restaurante, el tiempo tardas en buscar uno o escoger los platos del menú, entre muchas otras acciones.

Como ves, inviertes mucho tiempo en hábitos relacionados con la comida; por eso, si haces una pequeña mejora en estos, el impacto que tendrá en tu día a día será grande, así como en tu salud y bienestar.

Texto: Mireia Angalada, experta en transformación de hábitos y chef profesional.