Compañeros de viaje

Pomona Fruits, premiada por su apuesta por la agricultura ecológica y biodinámica

Las tierras de la provincia de Lleida son reconocidas por sus cultivos de fruta, sobre todo de manzanas. Concretamente, en Ivars d’Urgell se encuentra nuestro compañero de viaje Pomona Fruits, una empresa familiar que cultiva manzanas, peras, albaricoques y paraguayos con métodos ecológicos y biodinámicos.

Gracias a su trabajo, ha recibido el segundo premio en la categoría “Excelencia en innovación para mujeres”. El premio se lo otorgó recientemente el Ministerio de Agricultura en reconocimiento a su proyecto de fruta certificada en producción ecológica y biodinámica. Gemma Llanes, cofundadora de la empresa y vicepresidenta del CCPAE, asegura que el premio dignifica el trabajo de los agricultores comprometidos con la producción ecológica, las personas y el entorno:

“Para nosotros es una satisfacción recibir este premio, porque es un reconocimiento a un tipo de agricultura familiar y minoritaria. Además, también sentimos un profundo agradecimiento, porque impulsa y da visibilidad a este modelo agrícola”. Desde hace años, Veritas y Pomona Fruits caminan de la mano. Un largo recorrido basado en una filosofía que pone a la naturaleza y a las personas en el centro, trabajando por un futuro sostenible y consciente.

Una historia que brota de raíces familiares

La trayectoria de Pomona Fruits está íntimamente ligada a la de Xavier Viladot, cofundador y responsable de producción, que representa la tercera generación de fruticultores en su familia. Su abuelo inició el camino en el cultivo de fruta, que luego continuó su padre. Hoy, Xavier y Gemma dirigen esta empresa familiar. Viladot explica que la transición hacia una producción ecológica fue una decisión profundamente personal, influida por su experiencia como padres:

“Nosotros producíamos de forma no ecológica, pero cuando nacieron nuestros hijos todo cambió. Queríamos darles la mejor alimentación posible y, por eso, empezamos a consumir ecológico. Vimos que era incoherente seguir produciendo de forma convencional y, entonces, empezamos la transición”.

Desaprender para volver a aprender

El cambio hacia una agricultura ecológica no fue inmediato. La familia tuvo que desaprender para volver a aprender, volviendo a los orígenes de la agricultura y la observación del suelo, los árboles y el entorno como un todo, trabajando de la mano de la naturaleza. Llanes asegura que Veritas fue un agente clave en todo este proceso:

“Veritas nos ayudó desde el primer día cuando no sabíamos dónde vender nuestras manzanas. Valoró nuestro producto y ha sido un compañero de viaje clave en toda nuestra trayectoria. Desde el primer año que nos habéis acompañado, y no solo en vender el producto, sino también en nuestro proceso de formación y crecimiento como empresa. Gracias a vosotros pudimos formarnos en agricultura regenerativa”.

Más allá de lo ecológico: agricultura regenerativa y biodinámica

Con el tiempo, Pomona Fruits ha ido un paso más allá. La empresa ha profundizado en la agricultura regenerativa, una práctica que busca restaurar el equilibrio del suelo y mejorar su fertilidad a través de la interacción entre animales y vegetales. Además, ha obtenido la certificación Demeter en agricultura biodinámica, un enfoque que concibe la finca como un organismo vivo, fomentando la biodiversidad y la vitalidad de los frutos:

“Trabajamos con agricultura biodinámica porque entendemos la finca como un organismo vivo. Fomentamos la biodiversidad con plantas aromáticas en los márgenes, hoteles de insectos y abejas osmias y hacemos nuestro propio compost. Es una manera de producir cuidando el equilibrio entre suelo, plantas, animales y cosmos”, comenta Viladot.

Reivindicar la agricultura familiar para preservar el territorio

La agricultura familiar no solo produce alimentos de proximidad y calidad, sino que desempeña un papel clave en la supervivencia de los pueblos pequeños y en el equilibrio del mundo rural. Comprar productos de estos agricultores es también una forma de cuidar el territorio y evitar el despoblamiento:

“Los pueblos pequeños sobreviven gracias a la agricultura. Si desaparecen las familias campesinas, desaparece el territorio tal como lo conocemos. En otros países la gente solo vive en las ciudades, y nosotros no queremos perder ese equilibrio rural que da vida y sentido a nuestros pueblos”, finaliza Llanes.

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