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Ecotalk con Néstor Sánchez

Silvio Elías mantiene una interesante charla con el psiconeuroinmunólogo clínico y cofundador del centro médico Regenera Néstor Sánchez. Ambos debaten sobre la importancia de las emociones, la microbiota, el sistema inmune, la inflamación, los hábitos saludable.

Néstor Sánchez, psiconeuroinmunólogo clínico y cofundador del centro médico Regenera

Durante la charla junto a Néstor Sánchez ambos debaten sobre la importancia de las emociones, la microbiota, el sistema inmune, la inflamación, los hábitos saludables… desde el punto de vista de la psiconeuroinmunología (PNI).

Silvio Elías: Es un placer tenerte en nuestra casa y poder conversar contigo. Quiero empezar con una pregunta que seguro te han hecho muchísimas veces: ¿qué es la PNI?

Néstor Sánchez: Básicamente, la psiconeuroinmunología surge de la necesidad de poner un contrapunto a la alta especialización de la medicina. El cuerpo humano es tan complejo que en su día fue necesario fragmentarlo en trozos para entenderlo, surgiendo así las especialidades: neurología, cardiología, nefrología, etc. Con el tiempo, hemos visto que todos los sistemas conviven en un mismo cuerpo relacionándose entre ellos y hace falta una rama de la salud que se encargue de entender esa interrelación y cómo se expresan en un contexto u otro porque no es lo mismo vivir en el campo que en la ciudad o estar pasando por un divorcio o tener un padre enfermo… Todo esto unido es lo que contempla la psiconeuroinmunología.

S. E.: Sin embargo, lo que solemos hacer tradicionalmente es fijarnos en los síntomas y cuando nos sentimos mal acudimos al especialista. ¿Debemos continuar prestando atención a los síntomas?

N. S.: Los síntomas nos dan información y conviene escucharlos; pero, al mismo tiempo, deberíamos recuperar la definición clásica de la medicina –que viene de mederi, que significa ‘curar’– y dejar de manejar los síntomas para empezar a tratar las causas.

El cuerpo humano es tan complejo que en su día fue necesario fragmentarlo en trozos para entenderlo, surgiendo así las especialidades: neurología, cardiología, nefrología, etc.

Néstor Sánchez, psiconeuroinmunólogo clínico y cofundador del centro médico Regenera

S. E.: Se trata, pues, de prestar atención al cuerpo…

N. S.: Nuestro cuerpo nos habla mediante los síntomas y las señales homeostáticas: el hambre, la sed, el dolor, el miedo, las emociones… Hace poco, en una charla sobre longevidad saludable explicaba que hay una tendencia a fragmentar la vida en etapas: la infancia, la adolescencia, la edad laboral, la jubilación… porque parece que están absolutamente separadas, pero no es así: la vida es continua y constante. De hecho, si culturalmente entendiéramos que lo que se manifiesta hoy en el transcurso de una enfermedad –de Alzheimer, por ejemplo– puede ser que se gestara en el útero materno y que toda nuestra vida está entrelazada, podríamos empezar a aplicar lo que el cuerpo espera de nosotros mucho antes, no solo cuando nos avisa.

S. E.: ¿Y cómo aprendemos a escucharnos? A veces cronificamos muchísimos pequeños malestares que tratamos de esconder para no tenerlos presentes, pero que nos van minando en el día a día, aunque no lo suficiente para detenernos.

N. S.: Hemos normalizado muchas cosas. Una de ellas es que hemos descubierto que quienes han sido líderes de opinión en enseñarnos lo que es saludable, en algunos casos, estaban más preocupados por ganar dinero que por la salud de las personas. Otra es la normalización del “no me puedo quejar”, del “estoy cansado, pero bien”, del dolor menstrual o de los procesos depresivos y de la toma de antidepresivos… Eso no es normal, la biología nos ha hecho para estar contentos; fíjate en los niños, que siempre están felices a menos que les pase algo.

Hemos normalizado el “no me puedo quejar”, del “estoy cansado, pero bien”, y no es normal, la biología nos ha hecho para estar contentos.

Néstor Sánchez, psiconeuroinmunólogo clínico y cofundador del centro médico Regenera

S. E.: Tienes razón, la pregunta siempre es: ¿están contentos?

N. S.: Tenemos que recuperar la esencia de estar sanos y felices. Es decir, rescatar esos hábitos que permiten a nuestro cerebro interpretar el mundo de una manera más agradable; somos una especie ultrasociable y hay que volver a confiar en los demás, a expresar amor…

S. E.: Entramos en el terreno de las emociones, que hasta hace poco era un ámbito despreciado y escondido. La consigna era “apechugar” y “tirar para adelante” y si uno estaba triste le tocaba aguantarse; porque la única enfermedad que se consideraba era la concreta, la fisiológica, la que afectaba a un órgano. Afortunadamente, las cosas están cambiando.

N. S.: Durante un tiempo nos hemos hecho la ilusión de que la vida debe ser aséptica y neutral, pero la existencia es fluctuante y tiene momentos muy felices y otros en los que hay que abrazar el dolor. Por ejemplo, cuando eres padre no quieres que tus hijos sufran, pero es importante que sea así porque el sufrimiento forma parte de la vida y es un aprendizaje muy potente. Y aquí enlazo con el tema de los antinflamatorios, los analgésicos, el hecho de comer cinco veces al día para llegar a la comida sin hambre… Todo está orientado a que no nos pasen cosas, pero lo deseable es justo lo contrario. Los estudios nos dicen que tener un propósito en la vida es un factor que tiene más impacto que la obesidad o el sedentarismo, por ejemplo; y tener buenas relaciones sociales se equipara a haber dejado el tabaco a la hora de envejecer de una manera saludable.

S. E.: Como padres tenemos una responsabilidad enorme. ¿Qué mirada sobre el mundo y la sociedad debemos transmitir a nuestros hijos: una de confianza y amor o una de desconfianza y miedo?

R.S.: Está claro que no queremos que les pase nada a nuestros hijos, a mí me pasa con mi hija…: tengo miedo y me angustio, no puedo evitarlo, pero me doy cuenta y pienso que debo confiar en ella.

S. E.: Volvamos a la biología. Actualmente se habla mucho sobre las enfermedades inflamatorias y la microbiota, pero hay tanta literatura que es fácil perderse. Cuéntanos: ¿en qué momento estamos y cómo relacionamos la salud emocional con la microbiota, el cerebro…?

N. S.: En la jerarquía de prioridades vitales tenemos un órgano fundamental: el cerebro. El cerebro es el rey y lo es hasta el punto de que no tiene reservas, pero nunca le va a faltar energía, está protegido por la barrera macroencefálica y decide hacia donde van los recursos energéticos. Únicamente hay un sistema que puede influir en la conducta que va a decidir seguir el cerebro: el sistema inmune; cuando este último se activa y está inflamado tiene la capacidad de influenciar en la manera como vemos el mundo. Así, durante un proceso vírico te sientes bajo de energía, melancólico, dolorido, etc. porque el sistema inmune está funcionando; el problema es que actualmente hay muchas circunstancias que estimulan el sistema inmune de manera crónica y eso que se vive puntualmente durante un resfriado hay personas que lo sufren a diario. ¡Imagínate! Estar siempre con nebulosa mental, con la sensación de que no se tiene energía, triste y con dolores itinerantes…

S. E.: ¿De qué circunstancias estamos hablando?

N. S.: Hay muchos factores: la no conexión con los ritmos circadianos, el no movernos, el comer demasiadas veces al día, los tóxicos… Son aspectos para los que nuestra fisiología no está preparada y ante los que, a la larga, solo puede responder de una manera: alarmándose. Y cuando me alarmo produzco inflamación y cuando produzco inflamación influyo en mi conducta cerebral y, por tanto, estoy más triste y más deprimido.

S. E.: ¿Y por dónde empezamos?

N. S.: Esa es una gran pregunta. Es fundamental no comenzar por el final. Yo siempre digo que las soluciones no sirven para nada sin el problema adecuado. Por tanto, lo primero es entender tu situación vital, cómo eres y cómo has llegado a esta situación para poder buscar una solución adaptada a tus circunstancias. Aunque hay una serie de premisas que siempre ayudan: la primera, reconectar con el marcapasos de nuestro planeta, el sol, viviendo de día y durmiendo de noche; la segunda, comer alimentos reales y no productos procesados; la tercera, moverse, y aquí quiero recalcar la importancia de recuperar el placer que genera el movimiento, encontrando la intensidad y el tipo de actividad que se ajusta a tu estado actual sin aspirar a un resultado, solo buscando buenas sensaciones; la cuarta, procurar que la exposición a tóxicos sea la mínima posible; y también hay que tener un propósito en la vida, tomar las decisiones adecuadas, respetar nuestras emociones… Ese es el camino.

Lo primero es entender tu situación vital, cómo eres y cómo has llegado a esta situación para poder buscar una solución adaptada a tus circunstancias.

Néstor Sánchez, psiconeuroinmunólogo clínico y cofundador del centro médico Regenera

S. E.: Un camino que tiene una carga importante de filosofía, ya que se trata de reaprender a vivir con una parte de reconexión, de volver a ser seres humanos… ¿Tanto nos hemos alejado?

N. S.: Pues, sí y no. ¿Tú qué piensas?

S. E.: Dicen que durante toda su historia la humanidad nunca ha estado tan bien como ahora. Si bien es cierto que las fuentes que lo afirman se refieren al hecho de que tenemos acceso a la educación, al agua, a la sanidad pública… Desde esta óptica estamos bien atendidos en comparación con épocas pasadas, pero desde el punto de vista de ser y sentir no lo tengo tan claro.

N. S.: Yo creo que debemos buscar nuevos marcadores; la propia OMS afirma que hemos superado los riesgos de mortalidad clásicos (no hay mortalidad infantil, las aguas están potabilizadas…), pero para los nuevos causantes de sufrimiento todavía no hemos dado los pasos adecuados. Como dicen algunos economistas: ¿por qué valorar a un país por su PIB en lugar de hacerlo por su capacidad de generar felicidad en sus ciudadanos? Ese es el reto: tenemos que conseguir vivir este momento en el que la humanidad está mejor que nunca, más sanos, contentos y enérgicos.

S. E.: Para terminar, me gustaría volver a tu afirmación de que los niños están contentos de manera natural. ¿Cómo podemos recuperar esa mirada en la edad adulta y volver a sentir su mismo entusiasmo, alegría y curiosidad por lo que nos rodea a pesar del paso del tiempo?

N. S.: Es un gran desafío, sin duda. Hay una parte que tiene que ver con el contexto: cuanto mejor es el contexto y menos se activa el sistema inmune, más fácil lo tenemos, y a partir de ahí hay que respetar los ritmos circadianos, comer buenos alimentos, mantener relaciones sociales positivas, tomar decisiones adecuadas… ¡Hay que vivir sin miedo!

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