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Todos sabemos lo tercos que pueden ser los gatos. Pero, para ser sinceros, ¡es una de las muchas razones por las que los amamos! Piensa en los lugares en los que les gusta (o no) que les acaricien. Como dueño de un gato, quieres ganarte su confianza y convertirte en su mejor amigo. ¿Pero cómo? Aprende dónde acariciar a tu gato para que ronronee al máximo.
Como dueño de un gato, sabes mejor que nadie lo que le gusta a tu amigo peludo. Aunque cada gato tiene sus propias preferencias, hay algunos puntos en los que les encanta que les acaricien: son las zonas en las que se concentran más sus glándulas aromáticas.
¿Sabías que los gatos dejan su olor cuando se frotan la barbilla o la cabeza contra ti o tus muebles? Lo hacen porque el entorno les resulta familiar, y eso les hace felices. A veces se les puede ver hacer esto con otros gatos o incluso con perros.
A los gatos les encanta rascarse la barbilla, sobre todo donde la mandíbula se une al cráneo. Una de las razones es que es una zona a la que no pueden llegar con su lengua, que tiene textura de papel de lija, cuando se acicalan.
Además, las glándulas odoríferas de los gatos se concentran en la cara, por lo que esta es otra razón por la que un rascarle la barbilla les hace felices y harás que se les caiga la baba.
Si encuentras el punto adecuado rascándole las mejillas por detrás de los bigotes, tu gato ronroneará para que le rasques más y más. Si estás familiarizado con estas señales de placer, es que estás rascándole en el punto perfecto:
Utiliza las yemas de los dedos, sin sacar las uñas, para aplicar una suave presión en la zona entre o detrás de las orejas. Las orejas son también un marcador de olor para los gatos.
Cuando se frotan contra ti, te están marcando como “seguro”. Eso significa que confían en ti. Las caricias entre las orejas les recuerdan a los gatos que su madre los acicalaba así cuando era un gatito, lo cual es un recuerdo feliz.
Acaricia su frente, luego mueve tu mano gradualmente sobre su espalda y hasta la cola, siempre en la misma dirección. Masajea lentamente los músculos del cuello, apretándolos con suavidad.
No vayas a lo largo del costado del cuerpo y te pares en la cola. A algunos gatos les gusta sentir un poco más de presión justo al principio de la cola, porque allí también hay una glándula de olor.
Algunos incluso se atreven a sacar las garras. Presta atención para ver lo que sienten. ¿Tu gato encorva de la espalda y sube su parte trasera? ¡Esto es una señal de disfrute! Está empujando su cuerpo contra tu mano para pedir aún más afecto.
Lo más importante es saber qué le gusta a tu gato y prestar atención a lo que le gusta, ya que todos tienen personalidades diferentes. ¡Así os llevaréis perfectamente y os convertiréis en BFF (best furry friends) sin lugar a duda!
Texto: Edgard Cooper.
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