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La microbiota intestinal, ese conjunto de bacterias que vive en el intestino, es mucho más que una aliada de la digestión: juega un papel esencial en la longevidad. Una microbiota diversa produce ácidos grasos de cadena corta, como el butirato, que combaten la inflamación crónica y protegen el intestino, ralentizando el envejecimiento.
Algunos estudios revelan que las personas centenarias suelen tener una microbiota rica en bacterias beneficiosas, como Akkermansia muciniphila, que fortalece el sistema inmunitario y mantiene la salud intestinal. Este equilibrio microbiano podría ser la clave para una vida larga y libre de enfermedades graves.
Cuando la microbiota pierde su equilibrio, predominan bacterias dañinas, lo que genera disbiosis. Este desajuste aumenta la permeabilidad intestinal, permitiendo que toxinas entren en el torrente sanguíneo y causando inflamación. La disbiosis se asocia a enfermedades metabólicas y cardíacas, que reducen la esperanza de vida. Además, la falta de bacterias beneficiosas disminuye la producción de compuestos protectores como el butirato, lo que favorece la inflamación y acelera el envejecimiento.
El 70% de las células inmunitarias están en el intestino, donde la microbiota regula su actividad. Bacterias como Bifidobacterium y Lactobacillus producen compuestos que reducen la inflamación y previenen el envejecimiento del sistema inmunitario, conocido como inmunosenescencia. Este fenómeno limita la capacidad de combatir infecciones y aumenta la inflamación crónica, afectando directamente la longevidad. Una microbiota diversa es esencial para mantener el sistema inmune en equilibrio.
El estrés oxidativo, causado por el exceso de radicales libres, daña las células y acelera el envejecimiento. Una microbiota saludable combate este daño al producir antioxidantes y mejorar la función mitocondrial. Además, favorece la activación de vías protectoras como la ruta Nrf2, que regula la respuesta antioxidante. Así, una microbiota equilibrada reduce el daño celular, elimina toxinas y protege la salud, promoviendo una vida más longeva.
La dieta es clave para mejorar la microbiota y promover una vida más longeva y saludable. Alimentos ricos en fibra, grasas saludables y proteínas de calidad fomentan una microbiota diversa, lo que mejora la salud intestinal, reduce la inflamación y regula el azúcar en sangre. Además, los probióticos y prebióticos, presentes en complementos y alimentos, ayudan a restaurar el equilibrio intestinal en personas con disbiosis, favoreciendo una mejor salud general.
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