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Espaguetis, macarrones, rigatoni, farfalle, fusilli…: en nuestras tiendas puedes encontrar en exclusiva diferentes variedades de pasta Girolomoni, de trigo duro y de espelta. Un manjar único y totalmente ecológico que se elabora tal y como manda la tradición italiana.
Alimento básico en la dieta mediterránea, la pasta es rica en carbohidratos de absorción lenta, fibra y vitaminas del grupo B y apenas contiene grasa. La pasta Girolomoni nos llega desde Isola del Piano, un pueblo situado en la región italiana de Le Marche dotada de un clima que favorece la producción de trigo de excelente calidad. En las colinas de esta región comenzó la historia de la Cooperativa Agrícola Girolomoni: el sueño de Gino Girolomoni, un visionario que apostó por la agricultura ecológica en Italia, activista, intelectual, ensayista… y, por encima de todo, agricultor. Gino dedicó su vida a restaurar la dignidad de la tierra y de quienes la trabajan y hoy, más de medio siglo después, el mediano de sus tres hijos y actual presidente, Giovanni Battista Girolomoni, tiene claro que “el compromiso sigue siendo el mismo y lo seguirá siendo en el futuro”.
La sede de la compañía está en el monasterio de Montebello, cuyos restos admiraba Gino cuando era niño y se propuso restaurar. Hoy alberga también la Fundación Girolomoni, que promueve reuniones y actividades culturales, el Museo de la Vida Rural, un agroturismo y una granja educativa porque –como señala Giovanni– su compromiso “va mucho más allá de la producción de pasta”.
El icono del monasterio visto desde arriba es desde hace tiempo el logotipo de la marca y una manera de reforzar el vínculo con nuestra tierra.
Giovanni Battista Girolomoni, presidente de Girolomoni
Fiel al pensamiento y legado de su padre, para Giovanni la agricultura ecológica es una forma de vida y su compromiso se extiende a todos y cada uno de los aspectos de una cadena de suministro integrada y totalmente ecológica. El trigo se cultiva en unas 400 granjas italianas (la gran mayoría en la región de Le Marche), se muele en el molino propio y se convierte en sémola, que se mezcla con agua de montaña en su fábrica de pasta, donde se le da forma y se envasa. Un proceso circular que en ningún momento pierde de vista los valores fundacionales de la empresa: cooperación leal, salvaguarda de la biodiversidad, granos nutritivos y aromáticos, pasta extraordinariamente sabrosa…
Utilizamos únicamente trigo duro y nunca trigo blando, ya que el primero es ideal para conseguir una pasta de calidad, que queda más consistente al cocerla al dente, un tipo de cocción que posibilita que su índice glucémico sea bajo.
Giovanni Battista Girolomoni, presidente de Girolomoni
En Veritas tenemos tanto pasta de trigo duro como de espelta y en ambos casos puede ser integral o blanca. Sin duda, el rasgo diferencial de la pasta Girolomoni es la lentitud de su secado, que dura hasta 12 horas en el caso de las variedades largas y unas 8 para las cortas. Un secado a baja temperatura, “ya que no supera los 70 °C, con el objetivo de preservar las cualidades nutricionales y organolépticas de la materia prima”.
Los nuevos envases sostenibles representan el último eslabón de una cadena de suministro virtuosa y ecológica –que incluye el uso de energía eléctrica de fuentes renovables y un sistema de reducción de humos, que disminuye drásticamente la huella de carbono– y cierran el ciclo. Son 100% de papel reciclable procedente de bosques gestionados de forma responsable y 0% plástico, un dato muy importante porque muchos fabricantes utilizan lo que se conoce como polilaminado, con papel por fuera y film de plástico por dentro, que aparentemente parece más sostenible, pero en realidad es difícil de reciclar y, en última instancia, nocivo.
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