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Las autoridades sanitarias advierten que durante el embarazo los requerimientos de calcio aumentan hasta un 40%. En este artículo, te recomendamos alimentos ricos en este mineral, alternativos a los ya conocidos lácteos.
Los huesos y dientes del bebé se forman con el calcio extra que consume la gestante y, si no tiene suficiente, el feto tirará de sus reservas. Es decir, del contenido de los huesos. La buena noticia es que el metabolismo de este mineral se modifica en el embarazo a favor de la mamá. Así, las cantidades de calcio iónico (que fluye libremente en sangre y no está adherido a las proteínas) se mantienen durante los nueve meses en los niveles necesarios gracias al equilibrio de la PTH (paratohormona) y de la vitamina D, que actúan conjuntamente para aumentar su absorción.
Gracias a este metabolismo natural el cuerpo de la embarazada consigue mantener sus depósitos de calcio y aumentar la disponibilidad para el feto, que en la última etapa de la gestación consume del orden de 200-300 mg/día. Por ese motivo, las recomendaciones establecen una mayor ingesta de alimentos ricos en este mineral en dicha época. En personas vegetarianas, además, existe cierta adaptación metabólica a ingestas bajas de calcio, por lo que en la gestación lo retienen mejor en sus huesos.
La naturaleza es muy sabia, y aunque por regla general no hay que temer por la salud ósea de la madre, sí es muy recomendable aportar un extra de calcio con alimentos como:
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