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En junio termina el colegio y los más pequeños experimentan un cambio significativo en sus horarios diarios, que suele implicar una modificación en sus costumbres alimenticias y en sus patrones de descanso. Pero relajar las rutinas no significa abandonarlas, y es muy importante adaptarse a estas nuevas circunstancias.

La clave para un verano saludable y equilibrado es mantener hábitos de alimentación adecuados, fomentar un descanso reparador y promover la actividad física. Como padres y madres, jugamos un papel crucial en este proceso, y el apoyo constante ayudará a nuestros hijos a disfrutar de unas vacaciones saludables y enriquecedoras.

Alimentación

• Mantén una rutina de comidas regular: aunque no haya colegio, es importante mantener el horario habitual en las comidas.
• Ofrece alimentos frescos y de temporada: prepara comidas con fresas, cerezas, melones, calabacines, pimientos o tomates.
• Fomenta el consumo de agua: ofréceles agua constantemente y fomenta el consumo de líquidos entre horas. Puedes preparar agua infusionada con naranja, limón, menta o pepino.
• Evita el exceso de azúcares y comida procesada: sustituye chucherías por frutas frescas, yogures naturales con trozos de fruta o helados caseros.
• Prepara snacks saludables y equilibrados: prepara palitos de zanahoria con hummus, manzanas con crema de almendra, batidos de frutas…
• Introduce nuevas recetas en familia: las vacaciones son una oportunidad fantástica para involucrar a los niños en la cocina. Prueba pizzas de coliflor, hamburguesas caseras de pollo o pescado, ensaladas frescas o postres con fruta.
• Prioriza el consumo de proteínas magras: asegúrate de que consumen pollo, pavo, pescado, huevos, tofu o legumbres.
• Mantén una actitud positiva sobre la comida: las vacaciones son una gran oportunidad para enseñar a disfrutar de los alimentos sanos sin presiones, lo cual puede ayudar a que a largo plazo adopten buenos hábitos.

Descanso

• Establece rutinas de sueño consistentes: sin colegio, los niños tienen que mantener una rutina de sueño constante. Las vacaciones pueden servir para reforzar el horario regular de acostarse y despertarse, lo cual les permite que recuperarse físicamente y estar más activos durante el día.
• Evita las pantallas antes de dormir: el uso excesivo de pantallas (televisión, tabletas, teléfonos) puede interferir en su sueño. Se pueden reemplazar por actividades relajantes como leer, escuchar música tranquila o hacer pequeños ejercicios de relajación.
• Regula las siestas: durante las vacaciones, los más pequeños pueden sentirse más relajados y necesitar siestas adicionales. Sin embargo, deben ser moderadas para evitar que afecten el sueño nocturno.
• Crea un ambiente adecuado para dormir: asegúrate de que su habitación sea cómoda y relajante. Un entorno tranquilo, fresco y ventilado, con poca luz y sin ruidos molestos, favorece un buen descanso.
• Potencia la actividad física, es clave para equilibrar la energía: aunque las vacaciones son un paréntesis en las actividades académicas, no deben ser un periodo de inactividad. Los niños necesitan realizar ejercicio físico regularmente, ya que esto contribuye a su desarrollo motor, social y emocional. Las actividades en la naturaleza son una excelente manera de aprovechar el tiempo libre y, además, permiten mejorar su sueño.

Al final, lo más importante es que los niños tengan tiempo para descansar y divertirse, pero también para crecer de manera saludable, tanto física como emocionalmente.

Laura Jorge, dietista y nutricionista colegiada. Fundadora y directora del Centro de Nutrición Laura Jorge (@ljnutricion)