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Ya sabemos que una alimentación equilibrada es fundamental para tener una buena salud y que nos puede ayudar a prevenir muchas afecciones. Además, en algunos casos, hay dietas que incluso pueden contribuir a mejorar algunas enfermedades. Hablamos con Alba Adot sobre las dietas terapéuticas.
Es una dieta que, una vez que existe la enfermedad, se ha demostrado que la mejora, que ayuda a controlarla y que incrementa la calidad de vida del paciente.
Por ejemplo, en el caso de la diabetes, consiste en revisar muy bien el consumo de hidratos de carbono para que el azúcar en sangre esté estable durante todo el día y así evitar hipoglucemias o hiperglucemias.
Pero en realidad es una dieta terapéutica que se recomienda en casos de epilepsia refractaria, cuando al menos dos fármacos antiepilépticos no han funcionado. Primero se prueban los fármacos para intentar evitar las crisis y cuando no funcionan entra en juego el régimen cetogénico. También se usa en enfermedades congénitas relacionadas con el metabolismo de los glúcidos.
Hay de diferentes tipos, pero la clásica consiste en obtener el 80-90% de las calorías a través de alimentos ricos en grasas.
Además, el consumo de proteínas debe ser suficiente y los carbohidratos (pan, pasta, arroz, patatas e incluso frutas y verduras) se limitan mucho. Aquí es donde encontramos el principal problema de la dieta y por ello es muy importante monitorizar a los pacientes, porque a menudo deben suplementarse con vitaminas y minerales y vigilar el niveles de colesterol y triglicéridos, la deshidratación y los posibles trastornos gastrointestinales, ya que es una dieta muy desequilibrada.
Sí, es mejor tener un colesterol alto pero poder ir al colegio y tener calidad de vida que sufrir 15 crisis epilépticas al día y tener que estar ingresado en el hospital.
Entre un 50 y un 80% de las personas con epilepsia refractaria que la prueban reducen las crisis a más de la mitad y, en algunos casos, incluso dejan de tenerlas del todo.
Como curiosidad, hay documentos del siglo VI a. C. en los que se ve que ya se trataba la epilepsia con ayunos, que como la dieta cetogénica también generan cuerpos cetónicos.
Cada caso se evalúa de manera individual. Se prueba durante unos meses para ver si efectivamente reduce las crisis y, si es así, se continúa, pero el máximo tiempo recomendado son dos años. En el web Ketoalícia hemos desarrollado la mezcla KetoAlícia con harina de frutos secos, semillas de lino y pysllium, tres ingredientes que puedes tener en casa para hacer elaboraciones similares al pan o la pizza, sin hidratos de carbono y aptos para la dieta cetogénica terapéutica.
La terapéutica es mucho más estricta, pero tienen en común algunas cosas; por ejemplo, que el cuerpo en algún momento del día entra en cetosis, a pesar de que la dieta cetogénica para perder peso lo que busca es un déficit calórico.
No la recomiendo para perder peso porque para hacerlo considero que hay que mejorar la alimentación a través de lo que la evidencia científica ha demostrado que funciona: dieta mediterránea, productos de origen vegetal, de proximidad, etc.
No sabemos los efectos de la dieta cetogénica como patrón alimentario a largo plazo y no hay suficiente evidencia para decir que puede mejorar la salud; aún faltan estudios.
Entrevista de ADAM MARTÍN, periodista y escritor.
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