La cúrcuma en la cocina es perfecta para condimentar ensaladas, arroces, legumbres y verduras. La ecochef Mireia Anglada te desvela las mejores combinaciones para beneficiarte de las potentes
propiedades antiinflamatorias y antioxidantes de esta raíz.
La cúrcuma suele presentarse básicamente en dos formatos: fresca en raíz y en polvo, de color amarillo anaranjado. A nivel organoléptico son bastante diferentes, así que lo mejor es que pruebes ambas para saber cuál prefieres. A la hora de valorarla según sus propiedades nutricionales, la seca es más interesante debido a su concentración.
La cúrcuma en la cocina
Su versatilidad en la cocina es enorme y
puede acompañar cereales (hervidos o salteados), sopas, ensaladas, legumbres, vinagretas, carnes, pescados… Y también puede usarse como colorante y para rebozar. Aunque la cúrcuma tiene muchos beneficios para la salud, la curcumina (su principal activo) tiene incluso más, a pesar de su dificultad de disolverse en agua. Por eso, un buen consejo es mezclar la cúrcuma con aceite. De esta forma aprovecharás al máximo sus propiedades y su absorción será mucho mejor. En caso de querer incorporarla a un zumo, sería bueno añadir una cucharada de lecitina de soja para mejorar su solubilidad.
Otra de sus virtudes es su capacidad para proteger la grasa y evitar su deterioro cuando se cocina. Cuando los alimentos se cocinan en aceite a elevadas temperaturas se producen aminas heterocíclicas (tóxicos). En general, los antioxidantes de las especias, las frutas, el chocolate y el té pueden inhibir su formación, pero la cúrcuma y el romero son los mejores preventivos en la formación de las citadas aminas heterocíclicas.
- Combínala con pimienta: si se toma con pimienta su absorción es mucho más efectiva, ya que la piperina incrementa su biodisponibilidad hasta un 2.000%, gracias a que aumenta la fluidez de las vellosidades intestinales, potenciando la absorción. Una vez absorbida, se elimina bastante rápido, aunque algunos alimentos (como la miel cruda, la piel de manzana, el ajo, la cebolla, el sésamo o la soja) permiten que permanezca más tiempo.
- Contarresta su amargor: al usarla hay que tener en cuenta que es un poco picante y ligeramente amarga. Si quieres que el sabor amargo no destaque, añade una pizca de sal, tomillo o comino.