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Un verano bajo control para tu piel

La temporada estival puede traer algunos desafíos adicionales para tu piel. El aumento de la temperatura, las largas exposiciones al sol y los cambios de rutina pueden provocar o agravar afecciones cutáneas como el acné, la rosácea o la dermatitis. Además de estos factores, también existe otro protagonista que influye en la salud de la piel y que suele pasar desapercibido: el estrés.

Un enemigo silencioso para la piel

El estrés activa el sistema nervioso autónomo y la producción de cortisol, la famosa “hormona del estrés”. Este aumento en los niveles de cortisol puede alterar diversas funciones en nuestro cuerpo, incluida la salud de la piel. En particular, el cortisol promueve la producción de sebo en las glándulas sebáceas, lo que puede obstruir los poros y propiciar la aparición de acné. Además, el estrés crónico debilita el sistema inmunológico, lo que facilita que las bacterias y otros patógenos puedan dañar la barrera cutánea, contribuyendo a la inflamación y a la aparición de rojeces o erupciones.

En verano, los niveles de estrés pueden verse alterados por la presión del trabajo, las altas temperaturas o los cambios en el estilo de vida debido a vacaciones o viajes. Esto, junto con la exposición al sol y la sudoración, puede agravar los problemas cutáneos, creando un círculo vicioso difícil de romper.

La alimentación: un factor crucial en la salud de la piel

La alimentación desempeña un papel fundamental en la salud de la piel, y su relación con el estrés es más estrecha de lo que podríamos pensar. Durante periodos de agobio, es común recurrir a alimentos poco saludables que, en lugar de aliviar la tensión, pueden contribuir a problemas dermatológicos. El consumo excesivo de azúcares refinados, fritos o alimentos ultraprocesados puede aumentar la inflamación en el cuerpo y empeorar las afecciones cutáneas. Por el contrario, una dieta equilibrada y rica en nutrientes beneficiosos puede ayudar a mantener la piel sana y prevenir brotes.

Estos son los cinco alimentos que, gracias a sus propiedades antiinflamatorias y nutritivas, pueden ayudarte a cuidar tu piel durante el verano y a reducir el impacto del estrés sobre la misma.

1. Frutos rojos:

  • Ricos en antioxidantes y vitamina C.
  • Ayudan a reparar el daño celular y protegen contra los radicales libres.

2. Aguacate:

  • Fuente de grasas saludables y vitaminas E y C.
  • Contribuye a la hidratación de la piel y a reducir la inflamación.

3. Pescado azul:

  • Alto en ácidos grasos omega-3.
  • Ayuda a reducir la inflamación y a proteger la piel de los daños solares.

4. Frutos secos:

  • Contienen zinc y vitamina E.
  • Ayudan en la regeneración celular y protegen de daños oxidativos.

5. Té verde:

  • Rico en catequinas y antioxidantes.
  • Ayuda a reparar el daño celular y protege contra los radicales libres.

El estrés, la alimentación y las afecciones cutáneas están profundamente conectados, especialmente en épocas como el verano, cuando nuestra piel está más expuesta a factores externos. Sin embargo, con la alimentación adecuada y un enfoque integral que incluya la gestión del estrés, podemos cuidar nuestra piel de manera efectiva.

Xavi Cañellas, fundador de Regenera y divulgador científico especializado en la relación entre la mente, el sistema inmunológico y la microbiota intestinal.

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