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Si estás viviendo una situación de estrés es fundamental que vigiles la alimentación, siguiendo los horarios de comer y evitando picar entre horas.
Si no lo haces así, acabarás cayendo en la tentación de comer cualquier cosa, como procesados o bollería, a veces sin tener hambre.
Cuando nos ponemos a revisar la dieta es habitual pensar en introducir alimentos nuevos, superalimentos o complementos, pero antes hay que tomar consciencia de todos los productos que no pueden formar parte del día a día, sobre todo si estamos en un momento estresante.
Muchos alimentos procesados contienen grandes cantidades de azúcar y, al comerlos, provocamos un pico de energía que, al principio, puede parecer que va bien, aunque rápidamente el cuerpo vuelve a necesitar otra ingesta de azúcar.
En vez de productos listos en azúcares, escoge alimentos frescos que contengan hidratos de carbono beneficiosos: dátiles, frutos secos, tubérculos, raíces, cereales integrales, legumbres, etc.
Por su parte, las grasas hidrogenadas -conocidas como grasas trans- y parcialmente hidrogenadas (ambas son muy habituales en los procesados) son las culpables del incremento del colesterol en sangre y del aumento de la inflamación crónica del organismo.
El café y la cafeína estimulan la formación de cortisol (la hormona del estrés) por parte de las glándulas suprarrenales. No obstante, el organismo ya fabrica de forma natural la cantidad necesaria sin necesidad de ningún estímulo.
Al tomar café, se forma más cortisol y aumenta la energía, pero si tomas demasiado y tienes la sensación de que lo necesitas para arrancar, quiere decir que ya no fabricas el cortisol de manera fisiológica y que ha llegado la hora de reducir la ingesta de café.
La sal es necesaria para que tu metabolismo funcione correctamente, pero si abusas de bollería, conservas, ahumados, embutidos, aceitunas, aperitivos, caldos preparados, etc. superarás el máximo de 5 g diarios de sal, que es la recomendación de la OMS (Organización Mundial de la Salud).
La consecuencia directa es el aumento del riesgo a sufrir hipertensión, retención de líquidos, varices, trastornos gástricos, insuficiencia cardíaca…
La puedes sustituir fácilmente con hierbas aromáticas, especias y ajo.
Mucha gente recurre al chocolate cuando se siente estresada, desanimada o triste; y es normal, ya que al comer chocolate se segregan endorfinas y serotonina, dos hormonas que relajan y suben el ánimo.
En caso que escojas un chocolate con mucho azúcar, el efecto será justo el contrario, por lo cual te recomendamos escoger chocolate negro y con poco azúcar y comer poco porque el cacao también contiene cafeína.
Incluye siempre en la dieta…
Una situación de estrés mantenido desgasta los recursos de nutrientes y micronutrientes y por eso es importante prestar especial atención a la dieta y procurar que no falten determinados alimentos.
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