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Harinas sin gluten

Harinas sin gluten, específicas para las personas que padecen celiaquía o intolerancia a la proteína del trigo, así como para todos aquellos que quieran probar harinas menos conocidas, nutritivas, sabrosas y con muchas posibilidades en la cocina.

Harinas sin gluten

  • De trigo sarraceno: es una harina ligera y baja en grasas que se diferencia del resto de harinas por ser algo más oscura, y de sabor ligeramente más dulce que recuerda al de los frutos secos. Puede consumirse durante todo el año, aunque está especialmente recomendada durante los meses fríos, puesto que el trigo sarraceno es un pseudocereal energético y de naturaleza caliente. A nivel nutricional destaca por su buen balance proteico. Además, es rica en vitaminas del grupo B y minerales. En la cocina puedes utilizarla para preparar blinis, gofres y creps. De hecho, es el ingrediente principal de las populares galettes bretonas. También se utiliza como base de los fideos orientales soba. Receta con harina de trigo sarraceno: tartaletas de limón y agar-agar.
  • De maíz: extraordinariamente sabrosa, se utiliza desde la antigüedad en todo tipo de preparados, como pasteles, natillas, masa para tacos, crepes, tortitas dulces, panes, galletas, etc. Si la combina con huevo o agua con gas puedes obtener una pasta para rebozar buenísima. Y gracias a su escasa aportación de sodio y su contenido en potasio tiene un efecto diurético.
  • De arroz: el arroz integral es rico en vitaminas del grupo B y favorece la salud intestinal. Por tanto, su harina es muy fácil de digerir y se recomienda a personas con el sistema digestivo delicado. Es una de las más fáciles de utilizar y con ella tanto se puede rebozar como preparar masa para crepes, pakoras o buñuelos. Si quieres hacer un pastel, combínala con harina de maíz y añade una cucharadita de bicarbonato por cada medio kilo de harina para que suba bien. Receta con harina de arroz: magdalenas veganas sin huevo ni leche.
  • De soja: por sí sola esta harina (que es el resultado de tostar la soja antes de molerla) no es panificable, pero cuando se mezcla con otras se obtienen grandes resultados. Resulta perfecta para la elaboración de pan de molde y repostería en general, y es ideal para las dietas vegetarianas debido a su riqueza en proteínas. Cuando se mezcla con harina de maíz y de arroz le da un punto más denso y proteico al pan, y también se usa para preparar cremas de verduras y salsas tipo bechamel. En Japón se utiliza combinada con harina de maíz en la elaboración de bastoncillos y con comino y sésamo para hacer tortitas.
  • De garbanzo: muy usada en la cocina oriental, esta nutritiva harina es la alternativa vegetal al rebozado clásico, pero sin huevo. Cuando se mezcla con agua se puede preparar una excelente tortilla vegana, ya que tiene consistencia de un huevo batido. Igualmente, es adecuada para hacer hamburguesas veganas y falafeles. Recetas con harina de garbanzos: albóndigas de azukis y tofu rebozado con gomasio.
  • De algarroba: tiene un sabor dulce a causa de su riqueza en hidratos de carbono y azúcares y su aroma recuerda al del chocolate, motivo por el cual es un ingrediente básico en repostería ecológica. Su lista de propiedades nutricionales y medicinales es larguísima, dado su contenido en antioxidantes, vitaminas y minerales: por ejemplo, es muy rica en calcio y aporta cantidades notables de potasio y hierro, aunque contiene menos proteínas que otras harinas. Receta con harina de algarroba: crumble de caquis y peras.
  • De quinoa: originaria de la cordillera andina, la quinoa se ha introducido recientemente en forma de harina en el mercado ecológico. Contienen un buen porcentaje de proteínas (13%), es de fácil digestión y aporta magnesio, hierro y vitamina B. Si la mezclas con algún otro tipo de harina más consistente, puedes hacer pan y pasta casera, como espaguetis o tallarines.